Era mi momento favorito del día porque la luz a estas horas flota suave en el aire, es azul y cálida a la vez. No falta y no sobra.
Y estaba él. Y estaba yo. Y empezó a arrancar el papel de pared.
No le gusta la poesía.
Sigue arrancando.
Le gusta la poesía.
Sigue arrancando.
Ha visto la película.
Sigue.
Vio la película por su culpa.
Sigue.
Le gusta leer.
Sigue.
También le gusta leer.
Sigue.
Es inteligente.
Sigue.
Puede que también lo sea.
-Aquí no pone nada sobre mí.
-No es culpa mía -respondí.
-AQUÍ NO PONE NADA SOBRE MÍ.
-No es culpa mía -repetí.
-¡¡AQUÍ... NO HAY NADA... SOBRE MÍ!!
-No es culpa mía.
-AH, ¿NO?
-No es culpa mía que me quieras y me quieras mal y yo no te quiera.
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No reconocerse.
-¿Y por qué me estoy mirando? Ni siquiera se trataba de mí. Había una persona al otro lado, con la nariz a escasos centímetros de la mía, ...
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No dijo nada. Sólo sonrió. Y me miró. Con sus profundos ojos azules verdosos. Y se colocó el pelo como si fuera un acto reflejo. Y miré...
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-¿Y por qué me estoy mirando? Ni siquiera se trataba de mí. Había una persona al otro lado, con la nariz a escasos centímetros de la mía, ...
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Él está ahí. Con su perro, en esa esquina. Sabe cuándo aparecer. Y cuándo irse. No tengo que llamarle. Él sabe cuándo le necesito. Cuá...
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