Arranqué un cacho de hoja de papel de mi cuaderno de lengua y escribí mi número de teléfono.
El timbré sonó, perdí el tiempo guardando cuadernos, bolígrafos y estuches en mi cajón y me levanté de mi sitio a dejar el libro de texto cuando ya sólo quedábamos tú, la profesora y yo en el aula.
Dejé el libro el estantería, me giré y te vi.
No me lo pensé más veces: te di un abrazo, murmuré un "lo siento" y te metí el plegado y escrito papel en el bolsillo.
Agarré mi mochila, me despedí de la profesora y me fui del instituto, dejándote ahí de pie, desconcertado.
De: número desconocido
¡Hola!
Menos mal, tenía miedo de que no mandaras ningún mensaje.
22 de septiembre de 2014
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