Me duele.
Me duele a las tres de la madrugada.
Y a las cuatro. Y a las cinco.
Y en un parque a medio día.
Y en el sofá por la tarde.
Que estoy sola.
Y no quiero más tecnología.
Aunque, viendo la parte buena, soy afortunada:
¡va a posar para mí!
25 de enero de 2015
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