"El amor, el tabaco, el café y, en general, todos los venenos que no son lo bastante fuertes para matarnos en un instante, se nos convierten en una necesidad diaria." ~Enrique Jardiel Poncela.
El por qué de mi excesivo consumo de café desde muy pequeña, empezó por puro placer.
Hasta que hace poco, se convirtió en un medio de disolver problemas, endulzarlos con azúcar, aclararlos con leche, mejorar su sabor con cacao o hundirlos en el fondo de la taza como el caramelo.
Aprendí a ahogar sentimientos y palabras en el café.
A remover el insomnio.
A acallar los enfados.
A fundir las lágrimas.
A tirar los pequeños restos de cualquier cosa molesta.
A pintar todo con un poco de blanco y a viciarme al sabor del azúcar, al fin y al cabo.
5 de diciembre de 2014
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